CÓMO ELEGIR AL COMPAÑERO DE VIDA
Elige a alguien como
si fueras ciego. Cierra los ojos y observa qué puedes sentir de esa persona, de su
gentileza, su lealtad, su comprensión, su devoción, su habilidad para ocuparse
de ti, su habilidad para cuidar de sí mismo como un ser independiente. En
nuestra cultura nos basamos mucho en lo que vemos con nuestros ojos externos.
Pero cuando miramos al objeto de nuestro amor, es mucho más importante lo que
vemos con los ojos cerrados.
Elige a alguien que
tenga la habilidad de aprender. Si hay algo que verdaderamente
hace diferencia entre un amante para toda la vida y uno fugaz, es una persona
que tenga la habilidad de aprender. Dice el refrán “el ignorante es poco
tolerante”. Aquellos que no pueden aprender cosas nuevas, ver las cosas a la
luz de lo nuevo, ser curiosos acerca del mundo y de cómo funcionan las cosas o
las personas, a menudo se cierran y dicen. “No, esto tiene que ser así, de este
modo” y para una relación de toda la vida es mejor estar con alguien que se
abra y se cierre aprendiendo y evolucionando.
Elige a alguien que
quiera ser como tú, fuerte y sensible a la vez. Para no
confundir el significado de estas palabras, no relacionarlas con la rigidez y
la fragilidad. La fuerza en el sentido en que es fuerte un árbol: pueden soplar
fuertes vientos pero se sostendrá porque es flexible y se moverá para adelante
y para atrás con el viento. Y en cuando a la sensibilidad, estoy hablando de
ver, estar alerta a las cosas que están alrededor de uno. Algunas personas
pueden necesitar una pequeña ayuda en esto, pero a menudo en algún en algún
lugar profundo en su mente, o en su corazón, ya están despiertos y alerta a
todas estas cosas, si bien no saben cómo articularlas. Y es por eso que el
número 2 es tan importante: la habilidad para aprender. Puedes tener todas las
posibilidades, todas las potencialidades del mundo para ser amable, amoroso,
devoto, bueno y el mejor amante conocido del género humano pero si no puedes
aprender a desarrollar ese potencial. ¡Entonces no sirve de nada!
Elige a alguien que
cuando lo hieras, sienta dolor y te lo muestre. Y viceversa… elige a alguien
que cuando te hiera, vea tu dolor y lo registre. Esto es muy importante. Hay
muchos modos en que la gente muestra el dolor. A veces reclamando es una de las
cosas que hacen las personas más extrovertidas. Reclaman, se vuelven locos…
pero es su propia expresión de dolor. Lo peor es cuando le haces a tu compañero
algo que no es amable, o que es impensado y él no muestra reacción. Como si no
se permitiera a sí mismo mostrarse verdaderamente humano en tu presencia.
Pasamos por muchas relaciones o unas cuantas, antes de encontrar a alguien con
quien querríamos pasar nuestra vida. Sentimos las heridas en tantas relaciones
que empezaban con grandes esperanzas pero que terminaban con fallas y
accidentes. Por otro lado, te vas a encontrar con otro que no está intacto, que
también está herido de algún modo. Como resultado de esto es que la habilidad
de tu compañero de mostrar su dolor es tan importante como su habilidad para
percibir tu dolor. ¡Es muy importante! Porque por naturaleza de las relaciones
hay momentos de tensión en que presionamos o hicimos algo que lastimó al otro y
esto no puede ser evitado completamente, pero no debe ser la misma herida una y
otra vez. La gente tiene que aprender cada vez. Puede que alguien haya
acumulado enojo y sufrimiento, heridas de los amantes anteriores, y haya
adquirido así la habilidad de herir al nuevo amante y hasta ser desbordado por
el deseo de herirlo. Entonces debe ser capaz de parar, de detenerse cuando ve
el dolor en la otra persona.
Elige a una persona
que tenga una vida interior. Trabajando, dibujando,
escribiendo, a través de la meditación, la religión, algo que ame. Elige a una
persona que esté en viaje y te vea como a un compañero de camino, un compañero
de viaje. La habilidad para estar completamente con el otro y al mismo tiempo
enteramente separado es muy importante. Las relaciones son cíclicas y hay
momentos para estar muy cerca el uno del otro y otros momentos para apartarse.
Elige a alguien que
tenga pasiones similares a las tuyas en la vida. Una relación
construye una memoria. Estas memorias, lo compartido, son el “pegamento” lo que
une la relación. Por el placer que es recordar buenos tiempos juntos, pero
también los tiempos duros. Si no hay nada que verdaderamente disfruten juntos,
es muy difícil pasar estos tiempos con el otro. Aun cuando cada uno pueda ser
muy distinto del otro y hacer cosas muy diferentes, tiene que haber algo, algo
tan simple como descansar juntos en la bañera o secarse juntos el pelo al sol,
o dar vuelta a la manzana cada noche, o cualquier cosa de estas muy simple… sé
que estarás pensando, cepillarse juntos los dientes a la mañana… Si, poco más
que esto.
Elige a alguien que
tenga valores similares. En cuanto a tener hijos, al nacimiento de los
niños, la familia, roles de hombres y mujeres y las ideas acerca del dinero y
la religión. Tal vez todas estas cosas juntas son el ideal y no las puedas
encontrar todas sobre todo al principio de la relación, pero puedes tener esto
en cuenta. Elegir a alguien que tenga valores similares tiene que ver con
disminuir las fricciones en la relación y estas cosas deben sintonizarse si ha
verdadero compromiso. Esta sintonía debe darse también en un nivel pragmático y
cuando se da en estos niveles prácticos en más fácil que pueda darse en otros
niveles más sutiles.
Elige a alguien
compasivo, a alguien que sea capaz de escuchar, a alguien que te dé tiempo. Particularmente
si eres una persona impulsiva, al tener un compañero que no sea tan impulsivo
como tú, eventualmente hallarás cierta lentitud que será buena para ti. También
alguien que sea un poco lento, al estar con un compañero que sea bien distinto
se acelerará un poco. Y podrán después de un tiempo hallar un ritmo propio de
la relación. A veces las personas tienen que estar ocho o nueve años hasta
tener este ritmo completamente desarrollado. Lleva tiempo construir un milagro…
no un milagro porque estén juntos sino por la fuerza que hay en el centro de
una relación por la profunda guía del amor.
Elige a alguien que
se pueda reír de sí mismo. Poder hacer un chiste y reír de la situación
y de sí mismo es muy importante. Pero supongamos que no tienes un compañero muy
chistoso, elige a alguien que pueda parar una discusión y aprender a reírse de
la situación.
Elige a alguien a
quien puedas tolerarle las fallas y características. En los momentos
de tensión y cansancio, las cosas que más te atraerían de un compañero, las
cosas más encantadoras, serían las que después te volvería loca… Así que no
pienses que podrías vivir con alguien que tiene cosas que realmente molesta a
las otras personas y que para ti no son importantes porque él o ella las está
haciendo y él o ella es tu amante. Hay algunas cosas que son intolerables en
cualquier relación sea el matrimonio o las sociedades y los negocios. Tales
como el alcoholismo, el abuso sexual, el juego, las actividades criminales, Una
persona que no dice la verdad, una persona que no te puede mirar a la cara, una
persona por la que no podrías dar fe, una persona que puede hacer cualquier
cosa por tapar sus errores. Todo eso sería construir una relación en un terreno
inseguro.
Ser amigos y no-solo
amantes. Y no es solo que digas “si yo sé lo que eso significa, significa
que me guste y que lo ame” Significa más que eso y un modo de juzgarlo es
pensar. ¿Harías por tu pareja lo que estás dispuesta a hacer por tu mejor
amigo? ¿Estás dispuesta a escucharlo, estás dispuesta a hablar de las cosas de
las que él tiene ganas de hablar, a prestar atención a los detalles de lo que
dice o tiene ganas de hacer? Esto no significa que tengan que estar cuidándose
el uno al otro siempre y para siempre, pero sobre ciertas bases y en algunos
detalles por cierto que deben hacerlo. Entonces cuando pienses en lo que harías
por tu mejor amigo y en lo que harías por tu amante, las cosas se aclararán
para ti.
Elige a alguien que
haga tu vida más grande y no más pequeña.
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