CHICAS QUE NO SE SIENTEN HALAGADAS CUANDO LOS CHICOS COMENTAN SOBRE SUS
CUERPOS
Hace unos
meses, me dijiste que yo me veía “objetivamente muy guapa, incluso,
definitivamente eres la persona sexy de nosotros.” Me reí y te di las gracias
porque nosotros tenemos la clase de relación que permite ese tipo de charla.
Tus palabras me hicieron gracia. Hice una reverencia.
Me preguntaste
por qué las chicas se molestan cuando los chicos comentan sobre sus cuerpos, y
te preguntaste por qué mi reacción fue distinta a la de, digamos, la reacción
de una chica a un tipo cualquiera en la calle. Por qué yo me sentí medianamente
halagada, en vez de asustada o enojada. Tú sinceramente no entendías, y querías
saber.
Traté de
explicarlo, pero creo que te dejé más confundido que al principio.
Tengo una
mejor explicación ahora.
La primera vez
que recuerdo a un tipo mirándome las tetas, estaba en octavo. Ni siquiera me di
cuenta; todavía era una niña y mayormente inconsciente a ese tipo de cosas. Mi
papá en cambio, sí lo notó, y comenzó a mirar fijamente al extraño de
veintitantos años que se comía con los ojos a su hija de trece.
Quizás podría
haber sido vista como de 15 años en ese entonces. No había manera en que
alguien me pudiera confundir con un adulto. En todo caso, ése no era el
problema. Para ese tipo, no se trataba de quién era yo o de cuántos años tenía.
Para él yo era un par de tetas, no una persona, menos una niña.
Mi experiencia
es bastante común. Las chicas comienzan a recibir atención indeseada desde una
temprana edad, y esto sucede por el resto de nuestras vidas. Los hombres nos
gritan cosas en las calles e invaden nuestro espacio personal en el bus o el
tranvía siendo que hay muchos otros asientos disponibles. Intentan ver bajo
nuestras faldas cuando tomamos asiento. No escuchan cuando los rechazamos.
Vemos noticias de otra chica más violada camino a su casa el fin de semana
pasado, otra mujer cuyo cuerpo fue encontrado en una zanja.
Nos dicen que
no debemos salir solas de noche, que tenemos ir acompañadas incluso si
conducimos solamente hasta la tienda o la librería o la gasolinera. Nos dicen
que debemos llevar nuestras llaves como armas, que debemos aparcar en el
estacionamiento abierto en vez de bajo techo porque es mejor que te llueva
encima que ser violada y asesinada. Nos dicen que no caminemos solas ni
siquiera durante el día. Nos dicen que nuestros amigos cercanos podrían
violarnos tras haber bebido un poco por ser hombres, que está mal, pero que a
veces sucede y que tenemos que estar atentas.
Imagina
escuchar eso desde los cinco años. Imagina que te digan desde la infancia que
es más probable que los hombres te hagan daño antes que las mujeres. Imagina
saber, que aunque puedas ser inteligente y estar bien entrenada, los hombres la
mayoría de las veces serán más grandes y fuertes que tú, y que no serías capaz
de ganar a la mayoría de ellos en una pelea encarnizada. Puedo ganarle a mi
hermano en competencias de pulso, si, pero eso no tiene muchas aplicaciones
prácticas
Ahora imagina
que una de esas personas que te han enseñado a considerar como una amenaza a tu
cuerpo te diga que desea tu cuerpo. Si en verdad lo desea, lo pasarás muy mal
intentando detenerlo, y la gente te usará como un objeto de enseñanza para el
resto, como si tú hubieras hecho algo mal por “permitirle” hacerte daño.
Te preguntarán
por qué no te esforzaste más en protegerte a ti misma, por qué usaste ese
vestido, o por qué entraste al estacionamiento en ese momento, o por qué le
hablaste a esa persona. Por qué saliste al anochecer o coqueteaste con alguien
en una fiesta.
No estoy
diciendo que todos los hombres sean horribles. Estoy diciendo que los hombres
decentes debieran ser la norma, pero que hay muchos hombres que no lo son, y
que nos hacen sentir inseguras en nuestras vida cotidiana. No podemos
diferenciar entre gente decente y violadores en potencia con los ojos.
Lo que tú me
dijiste fue un cumplido, y lo tomé como tal. Eso es porque te he conocido desde
que éramos niños, y sé que no tenías mala intención. Tenemos el tipo de
relación donde palabras como las tuyas son apropiadas, y nunca te has propasado
de los límites de lo que está bien. Pero yo no tengo esa relación con el auto
repleto de tipos borrachos que estaba en mi camino a casa desde la tienda el
fin de semana pasado.
Las chicas se
molestan cuando los hombres comentan sobre sus cuerpos porque estamos siendo
consideradas como fuentes de placer, no personas. Nos enojamos porque no
podemos tratar nuestros asuntos sin tener que preocuparnos de la depredación
sexual. Nos asustamos porque, cuando llega a eso, si un hombre actúa según sus
gritos de “Hola nena, buenas tetas, sigue así” probablemente no podremos
detenerlo, y algunas personas nos culparán a nosotras.
Las chicas se
enojan porque preferiríamos ser vistas como personas, no sólo cuerpos.
Fuente:http://pilgrim--soul.tumblr.com/post/37148809218/okay-so-heres-why-girls-dont-get-flattered-when
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